En México las escuelas rurales representan casi la mitad de todas las escuelas, pero aún hay mucho por hacer para que tengan acceso a la tecnología.
Se tiene la impresión general de que la educación rural en México representa un número no significativo de escuelas alejadas de la urbanización, pero cuando se revisan los datos con atención se puede apreciar que su importancia es mucho mayor de la que se piensa.
Una comunidad rural está conformada por menos de 2500 habitantes según el INEGI y en México más de siete millones de niñas, niños y jóvenes asisten a la escuela en una comunidad rural. Esta cifra de alumnos constituye un tercio de los estudiantes de educación básica del país. El 54.8% de los preescolares, el 57.6% de los de las primarias, el 56.9% de los de las secundarias y un 41.1% de los de las preparatorias, se encuentran dentro de una comunidad rural (INEE, 2017, p. 72).
Sin embargo, es bien sabido que para muchos de estos alumnos y sobre todo los que se encuentran en las comunidades más lejanas, la educación debe buscar formas distintas de operar. Tal es el caso de las escuelas multigrado, en donde un docente presta clase a un grupo de alumnos de diferentes niveles.
Las escuelas multigrado representan en México 28.7% de las escuelas preescolares, 43.2% de las escuelas primarias y 20.6% en el esquema de telesecundarias (INEE, 2017, p. 30).
La educación rural en México es lo suficientemente grande y significativa para permitir que millones de niñas y niños se queden atrás académicamente. Aún así, miles de escuelas rurales trabajan en infraestructura educativa inadecuada y lo que es peor, con falta de personal calificado para la instrucción docente.
Las estrategias de aprendizaje del Siglo XXI tienen la tecnología como eje principal, sin embargo, las escuelas en comunidades rurales más alejadas y en condiciones más complejas aún están muy lejos de lograr implementarla.
La necesidad de la conexión básica
Según el informe Directrices para mejorar la educación multigrado (2019) de la Red de Investigadores de Educación Rural, “las escuelas multigrado concentran condiciones de infraestructura y servicios básicos de conectividad y equipamiento precarios, y tienen menos espacios de apoyo académico”.
Esto incluye el acceso a conexión de Internet, en donde 43.1% de las escuelas nacionales cuenta con conexión a la red, pero solo el 23.3% de ellas cuenta con acceso para toda la comunidad escolar (docentes, directivos y alumnos). De ello, solo el 5.7% está disponible en escuelas indígenas multigrado y 10.7% en escuelas multigrado generales.
Los datos empeoran si se considera que un 57% de escuelas en México y de ellas, el 90% de escuelas rurales que las contemplan, no cuentan con conexión alguna a Internet, ya sean bajo esquema multigrado, multinivel o comunitario.
La necesidad de personal cómodo con la tecnología
En escuelas rurales de infraestructura más robustas, se necesita de personal calificado para el uso, cátedra y mantenimiento de la tecnología.
Esto no significa que los docentes que quieran utilizar tecnología en aulas rurales deban ser necesariamente técnicos en informática, significa que ellos deben estar lo suficientemente familiarizados con ella para que la consideren como parte de su material didáctico.
Después de todo, estudios muestran que el nivel de confort que lo docentes tienen con la tecnología influencia la frecuencia y manera en que la utilizan en sus lecciones diarias (Jahnke & Kumar, 2014; Al-Bataineh et al, 2008).
También, la confianza que los docentes tengan para usar nuevas tecnologías y sobre todo, su percepción de utilidad en las mismas, son factores esenciales para su uso como herramienta académica (Holden & Rada, 2011).
La necesidad de personal docente que pueda manejar y confiar en soluciones tecnológicas se incrementa si se considera que en escuelas rurales la rotación de personal académico es alta y su sustitución a menudo tardada. En una escuela general, el tiempo de sustitución de un docente es de una semana, mientras que en escuelas rurales generales y multigrado, se puede incrementar a dos o tres semanas. Inclusive más si el docente anterior estaba calificado en el uso de tecnología.
La necesidad de programas académicos adecuados
En México, aún representando la mitad de las escuelas en el país, las escuelas rurales no cuentan hasta la fecha con programas académicos que contemplen específicamente su realidad.
Es decir, se entiende la realidad urbana y el tipo de escuela urbana como la estándar para toda actividad educativa. Se desconoce la necesidad de programas específicos para escuelas rurales sin importar cuáles sean sus características, ya sea si se encuentran en comunidades remotas, si son de sistema de administración comunitario, multigrado o multinivel, o si cuentan con un alto o bajo número de alumnos matriculados.
Este desconocimiento de realidades rurales rezaga a las escuelas en estas comunidades de cualquier uso de nuevas herramientas educativas (incluyendo las tecnológicas). Ya que al no tomarse en cuenta sus capacidades particulares, los planes de estudio hechos para escuelas urbanas resultan inefectivos en escuelas rurales.
La solución en la propia tecnología
La brecha tecnológica y educativa es aún amplia en escuelas del país, pero es la tecnología misma la que pone de su parte para cerrarlas.
Por ejemplo, si bien es cierto que las escuelas necesitan de personal familiarizado con la tecnología para impartir clases con ella, proyectos como “La escuela en la Nube” del Profesor Sugata Mitra, demostraron que las niñas y niños tienen la capacidad de familiarizarse de manera automática con la tecnología y usarla para fines académicos. Eso claro, tomando en cuenta que el material con el que trabajan está diseñado específicamente para dichos fines.
No se trata de sustituir la labor docente, sino de transformarla y moldearla de acuerdo al ambiente.
Tanto el entorno ejerce influencia en la vida educativa de las comunidades rurales como la deben ejercer el tipo de tecnología que utilizan. Tal es el caso del aprendizaje móvil impulsado por los dispositivos móviles y las aplicaciones con recursos educativos que no necesitan de Internet para funcionar.
Pero, aún si las niñas y niños tienen la capacidad intrínseca de aprender con tecnología, ¿cómo se espera que escuelas en comunidades alejadas y rurales puedan tener acceso a dispositivos móviles para la educación? La pregunta es válida y coherente, sin embargo, la ventaja con este tipo de dispositivos es que debido a sus características físicas no necesitan de una infraestructura compleja para funcionar y por tanto la inversión es menor.
Instituciones gubernamentales, iniciativa privada y asociaciones civiles, trabajan para llevar tecnología a las partes más remotas del país e incluso a comunidades necesitadas en otros países. La inversión es relativamente poca si se toma en cuenta que los beneficios académicos pueden ser muchos.
La tecnología puede ser solo una de las necesidades que miles de escuelas rurales en México y las niñas y niños que estudian en ellas también tienen derecho y necesidad de probar la educación tecnológica y aprender con ella. Esa es la necesidad la que debe ser la prioridad de todos.
Fuentes y referencias:
Rocha, C. M. (2016, October 16). ¿Existe la educación rural? Retrieved October 6, 2019, from Nexos website: https://educacion.nexos.com.mx/?p=378
Kalonde, G. (2017). Technology Use in Rural Schools: A Study of a Rural High School Trying to Use iPads in the Classroom. The Rural Educator, 38(3), 27–38. https://doi.org/10.35608/ruraled.v38i3.218
INEE (2019). Directrices para mejorar la educación multigrado. México: autor.
INEE (2018). Panorama Educativo de México 2017. Indicadores del Sistema Educativo Nacional. Educación básica y media superior. México: autor.